Ayer te comentaba que me he fijado un objetvio de subscriptores para final de semana.
Te pedía ayuda para llegar a ese objetivo. A cambio de esa ayuda te prometía algo guay.
Ciertamente creo que te gustaría. Quizás siga el consejo de un amigo y te enseñe código.
Quizás. Depende del objetivo.
A lo que venía a contarte hoy.
Es una cosa que me ha acompañado desde los 16 años. Me lo contó mi profesor de matemáticas de aquel entonces.
Es un profesor de los buenos, de los que dejan huella. Por eso te cuento esto hoy.
Este magnífico profesor sabía como funcionaba el cerebro. Sabía que el cerebro trabaja en segundo plano.
Un día antes de acabar la clase, nos presentó un problema muy difícil y nos dijo algo así: “No hace falta que me digáis como se hace. Ahora se acaba la clase, disfrutar de vuestra tarde y mañana hablamos del problema.”
Lo bueno de todo esto es que al día siguiente, al empezar la clase, nos pregunta directamente por la solución del problema.
Para mi sorpresa, supe contestarle. Y te aseguro que no me había parado a pensar en el problema en ningún momento.
Me preguntó si había intentado resolverlo. Le dije que no.
Y como es un magnífico profesor, era la respuesta que esperaba y aprovechó la ocasión para explicarnos como funciona el cerebro en segundo plano.
Básicamente el cerebro siempre está en constante movimiento. Está resolviendo problemas de tal forma que no somos conscientes. Y lo más asombroso, que nos presenta el problema con más claridad cuando lo necesitamos.
Impresionante.
Jamás olvidaré esa lección.
Esa lección me acompaña desde entonces. Y como la programación tiene mucho de matemáticas, la uso constantemente.
También es cierto que cuando tengo un problema difícil de resolver suelo estrujarme el cerebro a más no poder.
Mi recomendación para ti hoy es que no seas como yo, está bien forzarse. Solo que está mucho mejor recordar que puedes poner esa tarea en segundo plano, desconectar, y el cerebro hará de las suyas.
Josué.
PD: si llegamos al objetivo te enseño algo guay.
Soy Josué Alcántara y cada día envio un mail con una idea para escribir software de calidad. ¿A quién se la envío? A mi lista de suscriptores. Día que estás fuera, idea que te pierdes. Así de fácil.